sábado, 6 de junio de 2015

Fundamentación del curso


Fundamentación del curso

Las Enfermedades No Transmisibles (ENT) constituyen la principal causa de muerte en nuestro país y en el mundo. Están constituidas por las Enfermedades Crónicas No Transmisibles más las lesiones externas (accidentes, homicidios y suicidios).

Las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT) son enfermedades de larga duración cuya evolución es generalmente lenta. Estas enfermedades representan una verdadera epidemia que va en aumento debido al envejecimiento de la población y los modos de vida actuales que acentúan el sedentarismo y la mala alimentación.


En su conjunto son responsables de más del 60% de las muertes, 80% de las cuales ocurren en países de bajos y medianos ingresos. Las principales ECNT son la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la enfermedad renal, y se caracterizan por compartir los mismos factores de riesgo: tabaquismo, mala alimentación, falta de actividad física, consumo excesivo de alcohol Se cuenta, en la actualidad, con medidas eficaces para prevenir estas enfermedades, interviniendo sobre estos factores de riesgo.

La obesidad se ha incrementado en el ámbito mundial y constituye un problema de salud grave aún en las mismas naciones donde existen problemas de desnutrición. En su "Informe Mundial", la OMS afirmó que 1.200 millones de personas en todo el mundo tienen problemas de sobrepeso y obesidad. En el informe reciente de la Encuesta Nacional de ENT  las personas con obesidad tuvieron 2,4 veces más chance de tener Diabetes, 1,7 veces  Colesterol elevado y 2,6 veces Hipertensión.

La diabetes es una enfermedad que afecta 189 millones de personas en el mundo y se calcula que en el 2020 habrá 324 millones de afectados, un aumento del 72%, lo que lo convierte en una pandemia. En América Latina hay 10.400.000 diabéticos y se calcula que en 2020 habrá un aumento del 88%, es decir, 20 millones de afectados. Las estadísticas Argentinas muestran que en el país hay cerca del 7% de la población con diabetes, aunque la prevalencia se eleva a un 20% en aquellas personas mayores de 60 años-sin distinción de sexo-. Es decir que, si tenemos una población de 40 millones de personas, hay 2.800.000 enfermos de los cuales el 90% padece diabetes tipo II y el otro 10% son insulinodependientes. Pero sólo el 50% de los afectados sabe que padece de diabetes y esto lo convierte en un serio problema de salud pública.

La frecuencia de Diabetes está aumentada dramáticamente siendo una de las principales causa de demanda de consulta externa en instituciones públicas y privadas y uno de los principales motivos para la hospitalización, representando el 15% de las camas ocupadas en internación. Utilizando como punto de partida la situación actual, sabemos que afecta al 9,8% de nuestra población y las proyecciones poblacionales a nivel mundial pronostican que esa cifra, según los procesos de transición demográfica y epidemiológica, ira en crecimiento en el presente milenio, con una profunda repercusión en la salud de la población.

Así mismo son permanentes, provocan incapacidades residuales causadas por condiciones patológicas irreversibles, requieren de entrenamiento del paciente para su autocontrol y un largo periodo de supervisión, observación y cuidado.
Varios autores mencionan que las ECNT -dentro de ellas la diabetes mellitus- es producto de la interacción de factores genéticos y ambientales, entre los cuales el estilo de vida tiene un rol fundamental.

Los aspectos más investigados en relación al estilo de vida que constituyen factores de riesgo para la diabetes mellitus, son referidos a la alimentación poco saludable durante largo periodo de tiempo, tabaquismo, sedentarismo, obesidad y consumo exagerado de alcohol. Las modificaciones de estos factores de riesgo pueden prevenir o provocar la aparición de diabetes o modificar su historia natural, mejorando de esta forma la calidad de vida del usuario diabético y reduciendo los costos de esta enfermedad para el sistema de salud de los diversos países.

En particular, la prevención de la diabetes y sus complicaciones, constituyen prioridades para la salud pública mundial. En este enfoque la prevención debe ser realizada en los diferentes niveles de atención de salud, mediante la identificación de individuos en riesgo - prevención primaria, identificación de casos no diagnosticados – prevención secundaria, así como a través del tratamiento en individuos ya afectados por la enfermedad, con el objetivo de prevenir complicaciones agudas y crónicas - prevención terciaria.

La prevención en los diferentes niveles de atención a la salud de una población presupone conocer entre otras, las características sociodemográficas y clínicas, como uno de los elementos esenciales que apoyen la implementación de protocolos de atención, programas educativos e interpretación de resultados obtenidos. De este modo, reforzamos la importancia de reconocer los problemas de salud de una población y sus determinantes para dirigir la oferta de los servicios y la distribución de recursos necesario, siendo esta  propuesta una búsqueda de alternativas que ayuden a mejorar la atención de los enfermos crónicos y que sean viables en el contexto de los sistemas públicos de salud, la experiencia internacional ha demostrado que el personal de enfermería es un componente clave para otorgar educación, prevención y atención.

El personal de enfermería, que complementa el manejo médico que reciben los enfermos crónicos, ha demostrado además que se desempeña mejor en actividades de prevención tales como educación a los pacientes acerca de las causas de la enfermedad, cambios  a estilos de vida saludables, detecciones oportunas, información acerca del autocuidado, prevención de riesgos y disciplina en el tratamiento. Adicionalmente, estas actividades mejoran la satisfacción y la autopercepción del estado de salud en los pacientes.

En el ámbito académico, la Carrera de Licenciatura en Enfermería, a través del programa de formación continua, aplica el concepto de atención integral, el cual busca satisfacer las necesidades y expectativas de salud de la población, con enfoque individual, familiar y comunitario, en la secuencia técnicamente correcta y mediante mejoras en la organización de los sistemas, procesos y métodos de trabajo. Esta intervención apunta a alcanzar un estado óptimo de salud, una mejor calidad de vida y una reducción de gastos de salud.

Las tendencias actuales abogan por que el paciente aprenda cómo auto cuidarse. Para ello, enfermería debe ayudar a conducir el tratamiento trabajando el empowerment del propio paciente. Es decir, el profesional guía y entrena al paciente, fomentando su autonomía para que sea este quien gestione su propia enfermedad en las diferentes situaciones de su vida cotidiana, tomando sus propias decisiones.

Es necesario disponer de un marco curricular básico para que los profesionales que llevan a cabo la ETD tengan una base de formación académica universitaria de posgrado, y sean capaces de estructurar los programas.

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